¿Es suficiente un libro para salvar el bache de la crisis?

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El libro de bolsillo y los autores «superventas»
afianzan a las editoriales en un año crítico
Si hay un buen libro no hay crisis

«El libro jamás es el gran beneficiado en periodos de bonanza, pero tampoco es el más damnificado en épocas de depresión», comenta Jaume Vallcorba. El editor de El Acantilado no lo duda: un buen libro, como un buen catálogo, es una firme garantía, un salvoconducto contra los malos augurios de las bolsas: «Los lectores son como los melómanos. El auténtico, el que ha leído debajo de las sábanas, con una linterna porque la madre le apagaba la luz, va a seguir comprando libros. No va a renunciar. Un catálogo es un espacio firme para el lector». Las oscilaciones del mercado, sujetos a los vaivenes económicos, afectarían más a las editoriales dependientes de un título con tirón, un «best seller» para lectores ocasionales.
«Mega best seller»
«Sí, claro, por supuesto que un gran lanzamiento puede ayudar a pasar una crisis, pero también puede matar a una editorial –explica Ricardo Cavallero, consejero delegado de Random House Mondadori–. Antes, para los sellos editoriales, un “best seller” suponía una venta de 100.000 o 200.000 ejemplares. Ahora se han impuesto los “mega best seller”, esos que venden un millón para arriba. Y eso obliga a las editoriales a mantener ese ritmo de ventas. Estos libros pueden salvar un año. Pero el éxito es efímero. Lo que te mantiene es el catálogo, y sobre todo, el catálogo de bolsillo».
En el primer trimestre de 2009 ha caído la facturación 2,6 puntos respecto al mismo periodo del año pasado. La paradoja es que se mantienen los lectores y los ejemplares. Lo que se ha producido es un fuerte incremento del libro de bolsillo. «Este mercado ha crecido en enero un 17 por ciento en relación con el mismo mes de 2008 –afirma Nuria Cabutí, directora de la colección de bolsillo de Random House Mondadori–. Los que más se han vendido han sido “El ocho”, “Gomorra” y “La catedral del mar”».
Auge del libro pequeño
El 42 por ciento de las ventas de bolsillo fueron de esta editorial. De hecho, de las ochocientas novedades que este sello saca al año, 280 son títulos de bolsillo.
Según Jesús Badenes, director general de la división de libros de la editorial Planeta, «la caída experimentada en la facturación en el libro en este trimestre, entre otras razones, tiene que ver con el avance del libro de bolsillo, que se situaría al final de este ejercicio entre el 13 y 15 por ciento».
Desde hace diez años, otra editorial, Anagrama, suele publicar 75 novedades en su principal colección y 35 en bolsillo. «No hemos tomado ninguna medida especial contra la crisis, porque no lo hemos considerado oportuno; eso sí, actuamos con la cautela necesaria», comenta con optimismo Jorge Herralde. Según el editor, «aritméticamente, hasta este momento, nuestra actividad editorial va por encima de 2008. Es cierto que también hemos tenido suerte con algunas publicaciones como son “Los girasoles ciegos” o “El lector”».
Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, confirma esta tendencia hacia las diferentes colecciones de bolsillo. «Se llega a una paradoja. El número de ejemplares vendidos no es mala, igual que en años anteriores, pero la facturación es menor. Esto se debe a que el libro de bolsillo es más barato. Sin embargo, el índice de lectura en este trimestre es igual al de 2008. Existe un afianzamiento, sólo que hay que vender tres volúmenes en bolsillo para alcanzar uno de rústica».
Hay futuro
Ricardo Cavallero confirma este avance: «Es el futuro. Está asentado en Gran Bretaña y EE UU, y en menor media en Francia. En España está incrementándose, pero todavía le queda un largo recorrido. En este trimestre es el segmento que más ha crecido».
Pero, ¿qué balance arrojan los datos para este periodo? El año pasado se salvó, aunque con dos puntos menos respecto a 2007. Se perdió cuota de crecimiento, pero no se saldó de manera negativa. Según Antonio María Ávila, los primeros meses de 2009 no han sido positivos. La exportación «ha decrecido» entre un 11 y un 12 por ciento. Después se ha remontado. Respecto al resto del mercado, «las ventas se han reducido un 15 por ciento respecto a este mismo mes en 2008. Febrero y marzo han sido mejores, pero no se han recuperado las pérdidas de las semanas anteriores». El número total de ejemplares editados en 2008 fue de 255,5 millones, un 12,6 por ciento más que en 2007, aunque la tirada media por título se vio reducida a 2.960. «Ahora llegan las ferias. Sant Jordi y luego las de Valencia, Valladolid, Sevilla y Madrid. Y todavía no han llegado los grandes lanzamientos editoriales que caracterizaron el curso pasado con Ken Follett o Stieg Larsson», apunta Ávila.
Aumento sosegado
«Este año habrá un mayor dar-winismo en los libros, pues los ejemplares que más venden aumentarán en número y los que menos se demandan acabarán cayendo», pronosticaba Carlos Revés, director editorial de Planeta. Jorge Herralde señala, respecto al impacto de la crisis: «Incluso puedo decir que estamos viviendo un aumento sosegado del negocio». Desde la editorial 451, Borja Segovia comenta las precauciones que han tomado para evitar sustos: «Vamos a reducir la tirada de ejemplares en un 20 por ciento. Sacaremos 4.000 ejemplares por título». Después apunta: «El libro es un producto refugio. Es un tipo de ocio que resulta mucho más barato que ir al cine o a un restaurante y además dura más. Por este motivo hay que confiar en él». Un aspecto que respalda Ricardo Cavallero: «No es que se lea más, es que hay menos distracciones. La lectura requiere esfuerzo físico y tiempo libre. Pero es verdad que no existe una diversión más barata que una lectura si se coteja el precio con las horas. No hay nada comparable. No es que con la crisis se lea más, es que la gente regresa a lo normal, volvemos a ser más auténticos».
Los puntos débiles del sector del libro es la distribución, factor recalcado por Ricardo Cavallero, y las librerías, sensibles a las fluctuaciones de las ventas. Jesús Badenes recordó que en España hay 8.000 librerías, 4.000 especializadas, y son las que pueden sufrir más esta crisis. «El ICO debería avalar deudas de las librerías, como está haciendo con otras pequeñas empresas. En EE UU ante la pregunta de “¿quién decide si un libro se vende?” tienen muy claro que es el librero, porque es el que decide qué libro quiere vender. De hecho, en España, ahora, son más selectivos. Piden menos libros a las editoriales, pero la petición es más constante. Su estrangulamiento financiero es negativo para todo el sector».
Antonio María Ávila explica que los ingresos de las librerías provienen, en su mayoría, de los libros de texto. Según el INE, han sufrido un descenso del 6,1 por ciento respecto al año anterior. «El 48 por ciento de los beneficios de las librerías proceden de estas ventas. El problema es que si se impone la política de gratuidad de los libros de texto en las comunidades, estos puntos cerrarían y eso afectaría a las editoriales pequeñas, que dependen de las librerías de fondo y no de las grandes superficies».
Estudiantes sin librerías
Michéle Chevallier, directora de Cegal, insiste en el daño que están haciendo las subvenciones directas a los centros escolares, ya que impiden el contacto directo de los estudiantes con los puntos de venta. «El número de librerías en Castilla-La Mancha se está reduciendo de manera drástica por su política educativa». Chevallier recalca que no quieren el respaldo del Estado para apoyar a las librerías. «Queremos un trato justo y una competencia leal». Luego remarca: «Nos vemos desprotegidos ante la venta directa de las editoriales, su distribución en supermercados o los concursos para bibliotecas (no pueden competir con las ofertas de los mayoristas)».
¿Y qué depara el futuro?, Según Jesús Badenes, «la crisis servirá para contener las novedades. Será una nueva manera de enfocar los problemas en torno al libro, ya que éste no va a escapar de un nuevo modelo de consumo cultural». Para Ricardo Cavallero, «el mejor descubrimiento desde la invención de la imprenta es el libro electrónico. Ya se han dado los primeros pasos en Estados Unidos y Gran Bretaña. En España tardará en llegar más tiempo. Ya estamos hablando todos los editores para dibujar el modelo. Hay que cambiar».

Autores que despiertan a un muerto
Recién llegado de la Feria del Libro de Londres, Jesús Badenes, director general de la División Editorial de Librerías del Grupo Planeta, cree que el sector en España está en sintonía con el europeo y que el descenso, leve, pero descenso del 2,6 por cierto de facturación de este primer trimestre con respecto al de 2008 reside en tres factores: no han existido lanzamientos multimillonarios, los «superbest sellers» como los de Harry Potter o los firmados por Ken Follett, de ahí que en la feria londinense se haya celebrado la publicación de «El símbolo perdido», de Dan Brown, que editará Planeta antes de Navidad. En segundo lugar, se han moderado los precios y, por último, ha aumentado el libro de bolsillo, lo que supone seguir vendiendo pero a un precio más bajo. De todas maneras, Badenes considera que la crisis económica afecta al sector del libro de manera más «suave», incluso hay un «efecto sustitución», ya que la gente sale ahora menos, hecho que propicia la lectura. Y considera que los buenos libros que llegan a grandes masas de lectores sí ayudan a superar la crisis en el sector, como ha sucedido con Stieg Larsson o Ruiz Zafón. En esta cadena, si alguien puede estar más afectado son las librerías. Es el eslabón más débil por falta de financiación».